Gn 27:30-40 - "Los innegociables propósitos de Dios" - Serie Génesis No. 60
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INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
La vida cristiana consiste en vivir y descansar en la gracia de Dios. Todo lo que recibios es gracia. Es decir, el continuo favor de Dios, obrando en sus propósitos para con nosotros. Pero muchas veces está el riesgo de entender todo esto muy mal. A veces queremos adquirir la paz con el Señor o tapar algún pecado con acciones benevolentes o que pueden considerarse como un sacrificio o como algo que puede llevar a Dios a tener misericordia o favor especial con nosotros. ¡Qué equivocados estaríamos si vivimos así como creyentes!
Cuando Cristo obra a favor nuestro en la cruz y nosotros depositamos nuestra fe en Él, entonces somos sellados por el Espíritu Santo, tenemos una nueva vida, nuevos propósitos, un nuevo caminar y sentido de la vida, sobre todo porque ponemos nuestros ojos en la eternidad. Una eternidad que el mundo desconoce, pero que es la máxima esperanza para nosotros.
Tristemente estamos distorsionando o se está distorsionando en muchas iglesias lo que es la gracia y los propósitos del Señor para con nosotros. No podemos negociarlos, no podemos comprarlos, no podemos venderlos. Tan solo podemos honrarlos y confiar en que el Señor tiene propósitos verdaderos para con nosotros. Por ello hemos puesto de título al mensaje de hoy como “Los innegociables propósitos de Dios” y está basado en Génesis 27.30-40. Y si abres tu corazón a la porción de la Escritura con seguridad que el Señor va a obrar en tu vida para transformarnos según sus propósitos y planes.
EXÉGESIS Gn 27.30-40
EXÉGESIS Gn 27.30-40
Mientras vamos buscando esta porción de la Escritura, queremos resumir un poquito lo que hemos visto anteriormente. Dios escogió a Abraham para formar un pueblo con él como cumplimiento de su plan de salvación de Génesis 3.15. Dios estaba escogiendo a una nación con varios propósitos y uno de ellos era que guarden la línea mesiánica hasta la llegada de Cristo. El pueblo se inició con Abraham. Las promesas espirituales pasaron de Abraham a Isaac y ahora Isaac debía pasar a uno de sus hijos gemelos.
El mayor se llamaba Esaú y el hijo menor Jacob. Isaac tenía un favorito y era el mayor. Un día le dijo que vaya a cazar al campo, que prepare un guiso y que luego de eso, iba a pasarle la bendición para que reciba todas promesas que Dios había hecho a Abraham. Sin embargo, la madre escuchó esto y entonces diseñó un plan, avisó al hijo menor y lo disfrazó con la prenda o ropas del hijo mayor y ella misma cocinó el guisado que le gustaba tanto al padre. Una vez hecho esto, Jacob se presentó delante de Isaac y lo engañó haciéndose pasar por Esaú. Entonces, de esta manera, Jacob recibió la bendición de su padre mientras su hermano seguía en el campo. Eso es lo que había pasado hasta este momento.
Continua la Escritura de esta forma:
30 Y aconteció, luego que Isaac acabó de bendecir a Jacob, y apenas había salido Jacob de delante de Isaac su padre, que Esaú su hermano volvió de cazar.
La narración continua. Isaac acababa de bendecir a Jacob. Había transferido las promesas de su padre Abraham a su hijo menor. Fue engañado por el hijo menor pero no podía ya retractarse. Dios había determinado que Jacob el hijo menor reciba la bendición del padre y por lo tanto a través de su descendencia iba a venir el Señor Jesucristo, así como traería sobre su casa otras bendiciones como tierra y gran descendencia a la familia de Jacob.
Pero la historia cuenta que “apenas” había salido Jacob de probablemente la tienda del padre, regresó Esaú su hermano mayor después de cazar para la comida. Estos hechos suceden de forma continua y es una de las escenas más emotivas del Antiguo Testamento.
Nos llama la atención como se desarrollan todos los sucesos. Lo que debía ser un hogar de amor cálido familiar se ha convertido en un lugar con un ambiente tenso y donde pasan cosas dolorosas a las espaldas de los familiares.
31 E hizo él también guisados, y trajo a su padre, y le dijo: Levántese mi padre, y coma de la caza de su hijo, para que me bendiga.
Esaú está pensando que todo está bien y que va a recibir la bendición del padre. Prepara lo que Isaac había dicho antes a su hijo: un “guisado” y lo lleva para que lo coma. Cuando se acerca a él, le pide que se levante, coma del plato y luego le bendiga.
Esaú es esa clase de persona que cree que tiene resueltas todas las cosas. No tiene temor de Dios, no tiene temor de las promesas espirituales, y sin importarle que vendió su primogenitura y sin importarle que hizo obras para alejarse de las promesas espirituales (como tomar 2 mujeres de los heteos), se aproxima a su padre y piensa que va a recibir la bendición.
Esaú está muy equivocado, tiene una vida totalmente lejos de conocer al Señor y a sus propósitos. Cuando consideras que lo santo puede comprarse, o que las cosas benditas del Señor pueden negociarse o adquirirse por voluntad humana, entonces vas a estar dando pasos en los mismos caminos de Esaú. ¡Evita esto! porque no es un camino de vida.
La intención de Esaú es ser bendecido, pero esto no es decisión de Esaú, ni del mismo Isaac sino que Dios lo había determinado antes de que nazcan. Esaú está frente a su padre y ha cumplido todo cuanto su padre le ha dicho para recibir la bendición, pero no será así.
32 Entonces Isaac su padre le dijo: ¿Quién eres tú? Y él le dijo: Yo soy tu hijo, tu primogénito, Esaú.
El padre no puede comprender lo que está sucedienco. Vino alguien a tomar la bendición y se fue, y ahora se presenta otra persona a querer recibirla.
“¿Quién eres tú?” - Isaac desconoce quién ha entrado antes y quién está ahora delante de él. Isaac está ciego, bastante anciano y sobre todo que está en gran duda sobre lo que está pasando. La respuesta es: “..Yo soy tu hijo, tu primogénito, Esaú”. El mayor confirma su identidad. Esta respuesta va a ocasionar alguna reacción emocional sobre Isaac:
33 Y se estremeció Isaac grandemente, y dijo: ¿Quién es el que vino aquí, que trajo caza, y me dio, y comí de todo antes que tú vinieses? Yo le bendije, y será bendito.
“Y se estremeció Isaac grandemente..” - ¿Qué pasa con Isaac? A veces se piensa que este es un estremecimiento de sentirse engañado por su hijo, pero no parece ser lo que sucede realmente con Isaac. Parece ser una mejor opción hermenéutica entender esto como que se acaba de dar cuenta de lo que estaba tratando de hacer, es decir, “ir en contra de la Voluntad de Dios” al haber intentado bendecir al hijo mayor y no al menor como Dios había mostrado a Rebeca antes de sus nacimientos. Basamos este argumento porque porque la expresión que continua no es la de un hombre que sufre por haber sido engañado, sino más bien afirmará lo que ya se ha establecido.
Isaac era un hombre de fe que en esta parte de su vida había tenido una caída o bajón, pero que sabía que era algo muy serio ir en contra de la voluntad del Señor y parece darse cuenta de lo que estaba a punto de hacer. ¿Recuerdas la historia de Balaam que hemos contado hace dos domingos? Por decirlo así, era más fácil que un ángel y una espada atrevesara a Isaac antes que él bendiga a Esaú. Su estremecimiento debe ser muy grande que no pasa desapercibido por el autor del libro.
“..y dijo: ¿Quién es el vino aquí, que trajo caza, y me dijo, y comí de todo antes que tú vinieses? Yo le bendije, y será bendito.” - En estas palabras hay una evidencia de que Isaac ha recapacitado de su mala intención. No tiene el menor deseo de retractarse, no se enoja contra eso, sino que confirma lo que siempre habían sabido los padres, que Jacob iba a recibir la bendición. Isaac dice que Jacob fue bendecido y que se cumplirá, que será bendito. Isaac era un hombre de fe, y no irá más contra el Señor, ni desconocerá más Su Voluntad. La bendición es para Jacob porque así se lo dispuso el Señor antes de los tiempos.
Esta noticia debió caer muy mal a Esaú, puesto que él anhelaba la bendición no por las promesas espirituales sino por lo material. La evidencia está en las siguientes palabras, Esaú realmente no tiene la menor idea del sentido espiritual de todo lo acontecido con Abraham y su padre Isaac.
A veces también andamos lejos del entendimiento de los planes y propósitos de Dios. A veces nos parecemos tanto a Esaú, que de pronto tenemos la mente oscurecida ante la revelación de los planes del Señor o el sentido de la vida espiritual.
34 Cuando Esaú oyó las palabras de su padre, clamó con una muy grande y muy amarga exclamación, y le dijo: Bendíceme también a mí, padre mío.
Esaú clama grandemente, en él tristemente hay angustia. No conoce los planes de Dios y cualquier hombre que no los conoce siempre tendrá los ojos puestos en esta vida antes que la eternidad. Para Esaú, la herencia no espiritual sino material era la que interesaba y sabe que la ha perdido. Va a recibir una porción como hijo pero no recibirá doble porción de la herencia que estaba reservado para los primogénitos. Entpnces realiza una amarga exclamación.
“..Bendíceme también a mí, padre mío.” - Esta es la evidencia de que él no ha comprendido la herencia espiritual. Ésta no estaba bajo negociación, y tampoco estaba bajo decisión humana, sino que la gracia del Señor la había determinado sobre el hijo menor. Dios tenía propósitos al formar un pueblo, al haber escogido a Abraham y al haber pasado la herencia espiritual a Isaac y ahora a Jacob. Dios siempre obra con propósitos y el mundo no los entiende. Esaú cree que su padre puede dar más bendiciones, que hay varias y que a pesar de que él la había vendido por un plato de comida, puede recibirla sin ningún problema.
Jacob se había comportado como un estafador o suplantador, pero Esaú no era mejor que eso, era alguien que había menospreciado todo el significado espiritual de la promesa. En otras palabras, si hemos mencionado que Génesis 3:15 (la primera promesa de salvación que se realiza en Cristo) era importante y lo más importante para encontrar el significado de las Escrituras y sus bellas promesas, entonces Esaú había menospreciado todo esto. No es poco lo que hizo Esaú y quiere que Isaac pueda bendecirlo de igual forma también.
¿Podemos comprender que ser pueblo de Dios tiene propósitos especiales? ¿Por qué a veces como pueblo de Dios vivimos igual que el mundo, deshonrando los planes del Señor y en realidad deshonrando a Dios mismo? ¡Cuánto tenemos que cambiar!
35 Y él dijo: Vino tu hermano con engaño, y tomó tu bendición.
Isaac aunque ciego, ya puede tener una mejor perspectiva sobre lo que ha pasado. Entiende que fue Jacob quien recibió la bendición y que lo hizo con engaño, pero Isaac no pretende rectificarse sino que dice que “Jacob ha tomado su bendición”.
Es triste todo esto. Hay un hermano mayor que cree poder comprar la bendición, así como pensaba que se podía vender o negociar por un plato de lentejas. Hay un hijo menor que ha engañado al padre pero que ha recibido ya la bendición. Y hay un padre, que fue engañado por uno de sus hijos y que estaba también a punto de obrar contrariamente a la decisión del Señor. Esta situación ha revelado los corazones de todos los protagonistas de esta porción de la Escritura.
Las palabras de Isaac son claras. Las bendiciones ya han sido tomadas. En el corazón de Isaac esa bendición era para Esaú su hijo favorito, pero todo eso lejos de la Voluntad de Dios era algo que no iba a ocurrir. Isaac sabe que no hay vuelta atrás en todo esto y que la bendición ya fue pronunciada.
“Vino tu hermano con engaño..” - Aunque esto es cierto, no era el único que estaba engañando. Había uno que se engañaba a sí mismo, al creer que podía ir en contra de la Voluntad del Señor, y este era Isaac.
No vivas tú tampoco engañado. No vivamos engañados. No vamos a lograr nada si nos apartamos del camino del Señor y si pretendemos ir por el nuestro desconociendo sus propósitos. Este es el peor autoengaño.
36 Y Esaú respondió: Bien llamaron su nombre Jacob, pues ya me ha suplantado dos veces: se apoderó de mi primogenitura, y he aquí ahora ha tomado mi bendición. Y dijo: ¿No has guardado bendición para mí?
Este versículo muestra más del corazón de Esaú. Es muy bueno para mirar a los demás pero no para verse así mismo. Para él, Jacob lo ha suplantado dos veces, dice que se apoderó de su primogenitura. Lo cierto es que el testimonio de la Escritura dice que Esaú vendió por un plato de lentejas su primogenitura a su hermano menor Jacob. Pero también dice la Escritura que Esaú “menospreció” de esta manera las bendiciones espirituales. Entonces, en este reclamo, Esaú intenta recibir otra bendición ignorando que estas vienen del cielo y no de Isaac. En esas condiciones que uno está cegado para ver el mal propio, entonces es muy fácil ver el mal ajeno. Esaú solo ve el mal ajeno y no cae en reflexión. Pregunta a su padre si no ha guardado bendición para él, sigue pensando que la bendición puede alcanzarse por obras o decisiones humanas.
A veces pensamos que el otro está mal cuando el verdadero problema es nuestra vida que está lejos de los planes del Señor y lejos del temor a Dios.
37 Isaac respondió y dijo a Esaú: He aquí yo le he puesto por señor tuyo, y le he dado por siervos a todos sus hermanos; de trigo y de vino le he provisto; ¿qué, pues, te haré a ti ahora, hijo mío?
Lo que alcanza a decir el padre es que las bendiciones ya han sido dadas y en ellas, Jacob estará encima de Esaú. Esto quiere decir que la doble porción y las herencias espirituales son dadas a Jacob y no al mayor. La bendición incluye el deseo o bienestar que quiere el padre para su hijo, y esta será de “trigo” y de “vino”, es decir, habrá provisión en casa y todos le serán por siervo, incluyendo Esaú.
“..¿qué, pues, te haré a ti ahora, hijo mío?” - El fuerte anhelo de Isaac era dar la bendición a su hijo favorito Esaú, pero parece que la lección que debía haber aprendido Esaú la ha aprendido el padre. Las promesas espirituales, la obra de salvación que hay en ellas, y el cumplimiento de los planes de redención a la humanidad a través de ese pueblo, no son decisión del hombre, no eran resultado de la decisión de Isaac, sino que Dios era quien guardaba esas promesas y quien en Su Soberanía establecía sus designios. Isaac estuvo muy equivocado al intentar dar estas promesas a Esaú, pero parece que ha comprendido una lección. No hay ahora nada que pueda dar a Esaú porque los planes del Señor habian decidido que la promesa era para Jacob.
38 Y Esaú respondió a su padre: ¿No tienes más que una sola bendición, padre mío? Bendíceme también a mí, padre mío. Y alzó Esaú su voz, y lloró.
Y Esaú insiste. Cree que pueda haber más de esas promesas o que Isaac puede dividir lo que es indivisible. El pueblo de Dios es indivisible y sus planes y propósitos son indivisibles. Quiere que sobre la bendición dada, Isaac nuevamente vuelva a bendecir y esta vez a Esaú. Y finalmente al comprender que no podía hacer nada, llora y con seguridad amargamente.
No tratamos de hacer más juicio a los protagonistas de esta historia que lo que la Biblia dice de ellos, y no podemos pasar por alto el llanto de Esaú. Hay llantos de arrepentimiento por obras malas realizadas delante del Señor, pero hay otros llantos que vienen disfrazados de dolor o cambio, pero son solamente el dolor de haber perdido lo material por haber puesto los ojos en lo terrenal. Este es el llanto que tiene Esaú. No es un llanto de arrepentimiento porque en versículos siguientes o en nuestro siguiente estudio veremos su reacción ante la situación, es un llanto de frustración a sus planes y las inminentes consecuencias de haber perdido una gran porción material.
¿Por qué motivos es tu llanto? ¿Es por arrepentimiento al pecado o es acaso solo por las consecuencias el pecado? Ojalá que nuestro llanto sea siempre por arrepentimiento o por estar lejos de la Voluntad del Señor y de sus planes preciosos, y no sea llanto tan solo por las consecuencias que hemos generado sin ningún remordimiento de pecado.
39 Entonces Isaac su padre habló y le dijo:
He aquí, será tu habitación en grosuras de la tierra,
Y del rocío de los cielos de arriba;
Isaac parece compadecerse de su hijo. La amargura es muy grande en Esaú y ha pedido otra bendición y no la hay. Entonces Isaac eleva unas palabras que parece ser más oración que bendición. En todo caso, la bendición ya había sido dada. Pero de igua forma se establece el deseo del padre sobre el hijo:
“..será tu habitación en grosuras de la tierra..” - similar a la bendición que recibió Jacob. El deseo del padre es que Esaú tenga tierras productivas y que tenga provisión en casa. Que la bendición espiritual haya caido sobre Jacob no quiere decir que a Esaú debe irle mal. Tenemos que tener cuidado en esto. Algunas traducciones muestran que el sentido de todo esto es que Esaú no va a habitar en buena tierra y tampoco va a disfrutar de la llvia en esas zonas. Es posible entender de esta manera la traducción, es verdad. Entonces estamso en una situación bastante difícil porque realmente no sabemos si el padre le ha dicho que tendrá una buena porción o tendrá una muy mala porció de la tierra. Pero las mejores traducciones se inclinan a la opción de dificultad para Esaú.
“..Y del rocío de los cielos de arriba..” - Sigue el texto difícil. Podría significar que tendrá rocío de los cielos como ausencia de ellos. Sin embargo, únicamente la porción escogida será para el hijo menor. Continua la bendición:
40 Y por tu espada vivirás, y a tu hermano servirás;
Y sucederá cuando te fortalezcas,
Que descargarás su yugo de tu cerviz.
“Y por tu espada vivirás..” - Los edomitas o el pueblo que iniciaba Esaú iba a ser un pueblo de batalla. Esta es la referencia que hace Isaac sobre los descendientes de Esaú y los identifica como un pueblo fuerte. Esto es importante para entender la última parte de esta bendición.
“..y a tu hermano servirás..” - La Escritura muestra varias escenas donde Israel vence a Edom. Por ejemplo en:
47 Después de haber tomado posesión del reinado de Israel, Saúl hizo guerra a todos sus enemigos en derredor: contra Moab, contra los hijos de Amón, contra Edom, contra los reyes de Soba, y contra los filisteos; y adondequiera que se volvía, era vencedor.
El pueblo de Israel se imponía muchas veces sobre el pueblo de Esaú (los edomitas). Había un cumplimiento en este sentido de la profecía de Isaac. De hecho, la Biblia sí dice que los edomitas fueron siervos del pueblo de Israel:
14 Y puso guarnición en Edom; por todo Edom puso guarnición, y todos los edomitas fueron siervos de David. Y Jehová dio la victoria a David por dondequiera que fue.
Entonces podemos entender mejor las palabras de Isaac que dice que el pueblo del mayor será siervo del menor. Es lo que dijo Jehová antes de que nazcan. Esaú ahora lo sabe y tiene dolor por esto, pero es algo que él mismo había rechazado en su pecaminosidad.
Pero hay más de las palabras de Isaac hacia Esaú, nuevamente el versículo:
40 Y por tu espada vivirás, y a tu hermano servirás;
Y sucederá cuando te fortalezcas,
Que descargarás su yugo de tu cerviz.
“Y sucederá cuando te fortalezcas, que descargarás su yugo de tu cerviz”. Esto nos llama grandemente la atención porque Isaac le está diciendo que algún momento podrá ser librado de su servicio al pueblo de Jacob. No se dice si esto es temporal o duradero, simplemente que esto pasará cuando Edom se fortalezca. Y esto realmente pasó muchos años después:
6 En aquel tiempo el rey de Edom recobró Elat para Edom, y echó de Elat a los hombres de Judá; y los de Edom vinieron a Elat y habitaron allí hasta hoy.
Esta era una victoria de Edom o los hijos de Esaú sobre el pueblo de Israel.
17 Porque también los edomitas habían venido y atacado a los de Judá, y habían llevado cautivos.
Otro relato de una victoria de los edomitas sobre Israel y con posesión de cautivos.
Termina esta porción de las Escrituras. La bendición finalmente cayó sobre el hijo menor. Los planes de DIOS se cumplieron de una u otra forma, siempre será así. Jacob recibiría la bendición. Aunque con un corazón que recurrió a engaño fue finalmente bendecido para continuar con las promesas espirituales de Abraham. Jacon requerirá que Dios obre en su vida y haga cambios profundos para que deje de ser un suplantador. Esto vamos a estudiar en los siguientes capítulos de la Escritura.
MEDITEMOS EN LA PALABRA
MEDITEMOS EN LA PALABRA
Llega el tiempo que podemos contrarrestar la porción de la Escritura del día de hoy con nuestras vidas. Podemos aprender muchas cosas de las Sagradas Escrituras:
Las bendiciones de Dios, ser parte de sus propósitos, no se alcanza con obras humanas, sino en la Voluntad del Señor.
Las bendiciones de Dios, ser parte de sus propósitos, no se alcanza con obras humanas, sino en la Voluntad del Señor.
Esaú cometió este error. No entendía el significado de las promesas espirituales. ¿Cuántos cristianos hay que no entienden qué significa una verdadera herencia espiritual y qué significa ser herederos de los cielos?.
Hace algunos meses fui de visita a una persona que tenía más de 35 años congregandose y de forma regular yendo a una iglesia. Pero no tenía la menor idea de qué era el evangelio de salvación de Jesucristo. Es verdad, hay mucha gente que es simpatizante de la fe, pero que no se ha entregado al Señor. No entiende el mensaje de salvación y de arrepentimiento para perdón de pecados. No comprende que hay una vida eterna a través de la sangre del hijo y de su sacrificio precioso. ¿Por qué somos tan duros de corazón al mensaje central de la Biblia? No menospreciemos las bendiciones del Señor, las responsabilidades que vienen con ser hijos de Dios.
¿Crees que menospreciamos un poco el sentido de ser partícipe de los propósitos de Dios y de ser auténticos cristianos? Algunas preguntas para meditar: ¿Hace cuánto no evangelizas? ¿Cuán fría tienes tu vida espiritual y tu comunión con el Señor? La vida cristiana es de un alto compromiso y no de un alto menosprecio a su gracia. Y mientras sigas viviendo de esa forma fría, vas a menospreciar la obra espiritual que hace el Señor y vas a vivir una vida pensando alcanzarla con obras, o con situaciones humanas. Y vas a vivir muy equivocado.
Las bendiciones del Señor, es decir, ser parte de sus propósitos y estar en Su Voluntad, se alcanza en una relación día a día con el Señor, relación de comunión, dependencia, oración, estudio de Su Palabra, meditación, reflexión y de entrega total al Señor Jesucristo.
¿Ya te has entregado de esta manera? ¿Vives realmente en la fe? Esaú no entendió ni al final, lo que era recibir una herencia espiritual. Ojalá hermanos, nosotros seamos temerosos del Señor y honremos a nuestro Dios y Salvador Jesucristo.
9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,
Esaú pensaba de la herencia espiritual lo que los mundanos piensan de los tesoros espirituales. Nosotros sabiendo que fuimos llamados con llamamiento santo, tengamos en alto sus propósitos, honremos la fe, honremos al Señor a través de nuestra fe. Disfrutemos de su gracia.
El creyente reconoce que ha hecho mal y se arrepiente, mientras el mundano no puede darse cuenta de su mal.
El creyente reconoce que ha hecho mal y se arrepiente, mientras el mundano no puede darse cuenta de su mal.
Esto estaba pasando en la vida de aquella familia. Isaac había estado en error. Estaba yendo en contra de la voluntad del Señor. Por otro lado, su hijo Esaú también estaba en error, pero hay una gran difernecia entre ambos. Isaac sabe que está en mal, se percata de su mal, se estremece grandemente y después recapacita, y deja la bendición en manos de Jacob, tal como era la voluntad del Señor. Sin embargo, Esaú, no se da cuenta del verdadero mal. Esaú tiene en tan poco las bendiciones espirituales, que no puede entender cómo estás pueden ser el sentido total y pleno de la vida.
Todos podemos tener situaciones difíciles y aún perder algunas batallas de la fe. Isaac estaba perdiendo una, obró muy mal, pero finalmente se dio cuenta que en lo que Dios ya había decidido el hombre no podía hacer ya nada. Ten por seguro que este va a ser nuestro caso. Muchas veces vamos a equivocarnos y a veces vamos a perder en las batallas de la fe. Muchas veces nos encontraremos yendo aún en contra de los caminos del Señor. Pero la solución es sencilla: confesión y arrepentimiento. Todo esto siempre será bienvenido por el Señor para reestablecer nuevamente la paz y la comunión.
9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Podemos fallar y pecar, pero el arrepentimiento y un corazón que busque arrepentirse, siempre estará en el corazón del verdadero creyente. El que es del mundo, no se da cuenta de la ofensa del pecado al Señor, mientras el que es un creyente, sabe los costos del pecado y la vida de Cristo en sacrificio para quitarlos.
A veces nuestras oraciones deben ser más de penitencia que de petición. Estamos acostumbrados a que sean oraciones de petición, pero no de penitencia. Vayamos con corazón santo al Señor, solo de esta manera podemos tener comunión con Él. No con corazone pecaminosos, sino con corazones que continuamente desean vivir en santidad.
Debemos aprender a vivir como auténticos creyentes. La Biblia es autoridad para nosotros. Hay propósitos en el Señor, estos son innegociables, no podemos pagar por ellos, no podemos comprar su gracia, pero sí podemos disfrutarla al máximo. Podemos pedir perdón al Señor por nuestros pecados y pedirle que cambie nuestros corazones duros de Esaú por corazones sensibles a su voz. Que cambie corazones duros de Esaú por corazones que buscarán alinearse a sus planes como el corazón de Isaac. Podemos aprender tanto de esta porción de hoy, pero sobre todo podemos saber que su preciosa gracia pupede cambiarnos, y que como es innegociable poder comprar todo esto, también es innegociable los beneficios que traerá el Señor para nosotros: Nuevas vidas, nuevos propósitos, una salvación eterna, una vida en la eternidad con Él. Vamos a orar.